Anuncios

Soc. Marco Salamea

Docente universitario

Instituciones de educación superior del Ecuador han desarrollado procesos eleccionarios mientras otras se alistan para elegir nuevas autoridades. Analizamos el tema con el docente Marco Salamea, “lo que vivimos en los actuales momentos no son expresiones propias de la democracia universitaria sino de la política que se ha desarrollado durante 14 años” indicó.
Para Salamea, la Ley Orgánica de Educación Superior (LOES) buscaba un sistema universitario subordinado al poder del Gobierno, es el caso de las universidades denominadas emblemáticas. “La ausencia de democracia, de meritocracia para la designación de los funcionarios, la presencia de clientelismos y vicios de cierta politiquería se incrustaron en las universidades” cuestiona el Académico. Aspiraban replicar lo que pasa en las instituciones del país en el sistema universitario denuncia Salamea y pone como ejemplo la designación de los decanos. “Decanos nombrados a dedo, eso degradó la vida universitaria, se repartieron las direcciones en favor del más terrible de los clientelismos” asevera. Recordó que en la Universidad de Cuenca no se respetaron los procesos democráticos de cada facultad.
Sobre las elecciones que se realizarán en enero en esta Universidad, tras la pandemia, tendrán características atípicas. “Antes, los candidatos podían visitar los cursos y los estudiantes podían conocer a los aspirantes al rectorado y vicerrectorado, ahora se espera que los programas tecnológicos ayuden a preservar el debate” comentó.
En cuanto a la organización política en la Universidad dijo que los movimientos estudiantiles ya no tienen el peso de antes y que en el caso de los docentes, “la democracia fue anulada, profesores que tenían discrepancias eran mal vistos, algunos incluso denunciaron persecución”.
Insistió en la necesidad de una reforma a la LOES para recuperar la autonomía y la democracia. Cuestionó seriamente los ofrecimientos del Gobierno de crear 40 universidades, lo que es evidente que no se cumplió, pero además reconoció lo penoso de ver a los bachilleres sin la posibilidad de ingresar a una universidad, lo que responde a un sistema de ingreso inequitativo que en lugar de dar cumplimiento a la promesa de que todo estudiante podría acceder a una carrera universitaria, ha vuelo a los procesos “más enredados y traumáticos”.
Coincide con la idea de que la Secretaría Nacional de Educación Superior (SENESCYT) debe desaparecer, toda vez que este organismo ha sido parte del control que el Estado ha querido tener sobre las universidades.
Finalmente se refirió a los presupuestos universitarios, reconoce que los recortes afectan a la calidad académica y pondrían en riesgo los ya reducidos cupos.