Ing. Rigoberto Guerrero
Subgerente de Gestión Ambiental de ETAPA EP
Rigoberto Guerrero, subgerente de Gestión Ambiental de ETAPA EP, reiteró la postura institucional de defensa del agua y advirtió sobre la incompatibilidad de la minería con la conservación de los ecosistemas de páramo en la ciudad de Cuenca.
Explicó que el proyecto minero Loma Larga contempla el uso de agua de la zona para la extracción de oro, lo que generará desechos contaminantes. “El polvo, la roca y los metales pesados serán depositados en una relavera cuyo tamaño equivale a 75 veces el Estadio Alejandro Serrano Aguilar. Ese material puede alterar la densidad y calidad del agua”, indicó.
Guerrero criticó que no se hayan realizado estudios técnicos sobre un posible colapso de la relavera ni sobre las consecuencias ambientales que esto implicaría, como la contaminación permanente de las fuentes hídricas. “Los metales pesados, tóxicos y los ácidos generados por la actividad minera complicarían el uso del agua para el consumo humano o el riego”, afirmó.
Advirtió, además, que existe riesgo de liberación de arsénico, lo cual, según denunció, no ha sido contemplado ni por el Ministerio del Ambiente ni por la empresa Dundee Precious Metals. “Es una burla que la empresa presente informes de tres páginas y pretenda con eso justificar que el agua devuelta será limpia”, enfatizó.
Guerrero fue enfático en señalar que no existe la llamada “minería responsable” y que, por tanto, no se debería haber otorgado una licencia ambiental para intervenir en una zona tan frágil y estratégica como los páramos de Cuenca.