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Para la arquitecta restauradora Lourdes Abad, existe una deuda pendiente de las administraciones municipales con la ciudad, respecto al cuidado de los bienes patrimoniales. Este descuido ha desencadenado en que decenas de casas inventariadas como patrimoniales del centro histórico sean derribadas, con la consecuente pérdida de identidad de la ciudad patrimonial.
El debate debe ampliarse y las sanciones por la destrucción del patrimonio deben aplicarse oportunamente y de forma ejemplificadora.

Es necesario, explica la experta, la creación de una normativa que permita la expropiación de los bienes que sean afectados a más de la obligatoriedad de restituir los daños.

Lamenta que los reclamos no sean escuchados, que no exista sensibilidad ni respeto a la Ley, y que primen los intereses económicos.

Opina que,” de seguir esta situación, Cuenca se arriesga a perder su condición de Ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad.